dibujo de una vista aérea de un barrio sostenible

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se adoptó de forma unánime por los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. La resolución aprobada en la Asamblea General recoge que el principal desafío actual es erradicar la pobreza y que sin lograrlo no puede haber desarrollo sostenible. El documento enumera 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas que abarcan las dimensiones económica, social y ambiental. Se trata de un plan de acción global para las personas, el planeta y la prosperidad; busca liberar a la humanidad de la tiranía de la pobreza y sanear el planeta, implicando a todos los países y actores en una asociación colaborativa.

Origen y alcance universal

La Agenda 2030 es fruto de más de dos años de consultas públicas, interacción con la sociedad civil y negociaciones entre países【410143119730256†L175-L178】. Su adopción por consenso supuso que ningún Estado se abstuvo: todos los miembros de la ONU se comprometieron a actuar para erradicar la pobreza, combatir las desigualdades y proteger el planeta【666676355407824†L164-L181】. La resolución aprobada en 2015 subraya que los ODS son integrados e indivisibles, lo que significa que los avances económicos no deben producirse a costa del medio ambiente ni de los derechos sociales【410143119730256†L160-L163】. Cada país conserva la soberanía sobre sus recursos y fija sus metas nacionales de acuerdo con sus circunstancias, pero todos comparten la responsabilidad de alcanzar los objetivos【410143119730256†L178-L183】.

El preámbulo del documento de la ONU define la Agenda 2030 como un plan de acción para las personas, el planeta y la prosperidad. Reconoce que erradicar la pobreza en todas sus formas es el mayor desafío y un requisito indispensable para el desarrollo sostenible【223066373506194†L74-L90】. Además, insiste en que nadie debe quedarse atrás y que la Agenda pretende lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas【223066373506194†L74-L90】. Para facilitar su aplicación se establecieron 169 metas y un conjunto de indicadores; los objetivos están agrupados en torno a cinco ejes: personas (poner fin a la pobreza y el hambre y garantizar salud y educación), planeta (proteger los recursos naturales y luchar contra el cambio climático), prosperidad (promover vidas prósperas y en armonía con la naturaleza), paz (fomentar sociedades pacíficas, justas e inclusivas) y alianzas (movilizar recursos y cooperación mundial)【223066373506194†L92-L132】.

Mecanismos de seguimiento

Al adoptar la Agenda, los Estados acordaron que su éxito dependería de mecanismos de seguimiento transparentes y participativos. El texto exhorta a cada país a realizar revisiones periódicas e inclusivas de sus avances a nivel nacional y subnacional; estas evaluaciones deben estar dirigidas por los propios Estados e involucrar a múltiples partes interesadas【687904718137644†L91-L105】. Las revisiones nacionales voluntarias sirven de base para el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible (HLPF), el órgano de Naciones Unidas que examina el cumplimiento de los ODS y fomenta el intercambio de experiencias【687904718137644†L91-L105】. Este sistema de rendición de cuentas pretende compartir buenas prácticas, detectar desafíos y movilizar alianzas para acelerar la implementación.

Avances y retrocesos globales

Transcurridos casi diez años desde su adopción, los resultados son mixtos. El Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2024 advierte que solo el 17 % de las metas está en camino de cumplirse, mientras que casi la mitad muestra progresos modestos y más de un tercio ha estancado o retrocedido【59619084883268†L70-L81】. El informe destaca que la pandemia de COVID‑19, los conflictos armados, las tensiones geopolíticas y el auge de fenómenos climáticos extremos han golpeado con fuerza a los ODS【59619084883268†L74-L90】. Estas crisis han aumentado la desigualdad, frenado el crecimiento en los países más vulnerables y debilitado la financiación para el desarrollo, de modo que millones de personas han vuelto a caer en la pobreza【207693810738120†L78-L103】.

La financiación constituye uno de los mayores obstáculos. El Informe sobre Financiación para el Desarrollo Sostenible 2024 estima que el déficit anual de financiación para lograr los ODS asciende a 4,2 billones de dólares, un incremento respecto a los 2,5 billones previos a la pandemia【207693810738120†L78-L89】. Las elevadas deudas de los países de renta baja, los altos costes de endeudamiento y la volatilidad financiera dificultan que los Estados inviertan en desarrollo sostenible【207693810738120†L92-L120】. Según la ONU, existe suficiente riqueza mundial para costear la Agenda, pero falta voluntad política y compromiso【207693810738120†L93-L110】. El secretario general António Guterres advierte que sin una reforma profunda del sistema financiero internacional y una movilización masiva de recursos, no será posible cumplir los objetivos【207693810738120†L136-L159】.

Además de la escasez de recursos, los especialistas señalan otros problemas de diseño. Investigadores del Potsdam Institute for Climate Impact Research indican que, a pesar de su intención transformadora, la Agenda 2030 ha tenido un impacto limitado porque muchos gobiernos y agentes privados aplican selectivamente los objetivos sin considerar sus interacciones【268011900860732†L142-L154】. Las sinergias y las compensaciones entre metas son complejas; en algunos contextos, las acciones que favorecen un objetivo pueden perjudicar a otro. Estos expertos apuntan que se necesita priorizar de manera científica los ODS, comprender mejor sus efectos en la sostenibilidad y diseñar una agenda posterior a 2030 basada en pruebas científicas【268011900860732†L142-L154】. La misma perspectiva subraya que no alcanzar los ODS incrementará las crisis socioeconómicas y ambientales y que la pandemia ha retrasado o invertido muchos avances【268011900860732†L142-L154】.

Otra crítica recurrente se refiere a la complejidad y amplitud de los ODS. La Agenda 2030 contiene 17 objetivos, 169 metas y 232 indicadores, lo que ha llevado a algunos analistas a cuestionar si un marco tan extenso permite priorizar acciones y medir eficazmente el progreso. Un estudio publicado en Earth.org advierte que muchos indicadores tienen poca correlación con la conservación de la biodiversidad; solo el 7 % de las correlaciones analizadas fueron positivas, mientras que el 14 % fue negativa y el resto no resultó significativa【943945417122834†L90-L104】. Para los autores, la estructura actual puede dar una falsa sensación de progreso y, si no se corrigen sus carencias, podría incluso fomentar la destrucción ambiental en nombre del desarrollo【943945417122834†L118-L145】. Estas críticas no cuestionan la necesidad de una agenda global, pero evidencian la urgencia de ajustar los indicadores y de mejorar la coherencia entre las metas ambientales y sociales.

La Agenda 2030 en España

España se ha comprometido plenamente con la Agenda 2030. El país ocupa el decimosexto puesto en el Índice de Desarrollo Sostenible elaborado por la Sustainable Development Solutions Network (SDSN) y presenta mejoras moderadas en la mayoría de los objetivos【876221014246700†L379-L395】. Destacan los avances en igualdad de género, salud y bienestar, energía asequible y ciudades sostenibles【876221014246700†L381-L392】. En cambio, las puntuaciones más bajas corresponden a las metas relativas al cambio climático y a la vida y los ecosistemas terrestres【876221014246700†L394-L395】, lo que refleja la necesidad de acelerar la transición hacia una economía baja en carbono y de proteger la biodiversidad.

El tejido empresarial español también está incorporando los ODS. Según una consulta sobre desarrollo sostenible, nueve de cada diez empresas en España afirma contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible【876221014246700†L404-L407】. Esta contribución es mayor en las grandes empresas (96,8 %), pero se extiende también a las pymes (81 %) y a las personas autónomas (79 %)【876221014246700†L408-L412】. Los objetivos que más trabajan las empresas son la igualdad de género, el trabajo decente y el crecimiento económico, la energía asequible y la producción y el consumo responsables【876221014246700†L409-L412】. Además, el conocimiento de la Agenda 2030 se ha consolidado en el ámbito empresarial: el 86 % de las empresas la conocen (17 puntos más que en 2018), aunque existe una brecha entre grandes compañías (73 % de conocimiento profundo) y pymes o microempresas (42 %)【876221014246700†L414-L418】. Estos datos indican que el marco de los ODS sirve de guía para orientar políticas públicas y estrategias corporativas, pero también apuntan a la necesidad de reforzar la sensibilización y los recursos entre las pequeñas organizaciones.

Reflexión final

La Agenda 2030 representa el esfuerzo multilateral más ambicioso de la historia para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, preservar el planeta y construir sociedades pacíficas y prósperas. Su adopción unánime en 2015 demostró la voluntad de los líderes mundiales de orientar el desarrollo hacia un modelo sostenible【666676355407824†L164-L181】. La visión que encarna –un mundo sin pobreza ni hambre, con acceso universal a educación, salud, agua, energía limpia y oportunidades económicas– continúa siendo un faro indispensable. Sin embargo, los informes recientes evidencian que el camino está en peligro: apenas un pequeño porcentaje de las metas marcha en la dirección adecuada【59619084883268†L70-L81】, y la crisis climática, las desigualdades y los conflictos amenazan con frustrar los avances.

Superar estos desafíos exige voluntad política, cooperación internacional y reformas profundas. Es imprescindible movilizar recursos financieros a escala sin precedentes【207693810738120†L78-L89】, reformar una arquitectura financiera global que no responde a las necesidades del desarrollo【207693810738120†L136-L159】, y adoptar políticas coherentes que combinen las dimensiones social, económica y ambiental. También se necesita mejorar la medición y priorización de los objetivos【268011900860732†L142-L154】 y garantizar que los indicadores reflejen adecuadamente la sostenibilidad, especialmente en materia de biodiversidad【943945417122834†L90-L104】. La experiencia española demuestra que la Agenda 2030 puede integrarse en las políticas públicas y en la gestión empresarial【876221014246700†L404-L418】, pero también que es imprescindible acelerar el ritmo y ampliar la participación de todos los sectores. Quedan menos de cinco años para 2030; aprovechar este tiempo con acciones concretas determinará si la Agenda se convierte en realidad o en una oportunidad perdida.

Fuentes consultadas